Los dueños de equipos del béisbol de las Grandes Ligas aseguraron que su comisionado siga en el cargo.Pero toda decisión sobre acelerar los juegos para que quizás se pueden disfrutar más tendrá que esperar.Después de concluir dos días de reuniones en un hotel próximo al estadio SunTrust Park de los Braves de Atlanta, los dueños anunciaron un nuevo contrato para el comisionado Rob Manfred, un vínculo que abarcará hasta el término de la temporada regular de 2024. Manfred, de 60 años de edad, inició un primer mandato de cinco años en enero de 2015."Parece que hace solo 15 minutos estaba esperando en un día muy feo en la suite de un hotel que no era agradable en Baltimore a la espera de conseguir los votos. ¿Creo que eran 23?", bromeó Manfred, quien superó a otros dos candidatos para reemplazar a Bud Selig en agosto de 2014. "Parece casi que imposible que han pasado cuatro años". Manfred y los dueños siguen buscando maneras para que los juegos sean más expeditos. Los juegos de nueve innings promediaron 3 horas y 4 minutos en 2018. Aunque eso fue 4 minutos menos que la temporada, aún quedó como el tercer promedio más alto en la historia.El propio estilo de juego ha sido foco de críticas por depender en demasía del jonrón para superar las formaciones defensivas especiales y recurrir más al bullpen.Tampa Bay, en particular, empezó a emplear a relevistas para abrir juegos, asignándoles un inning o dos antes de iniciar una sucesión de cambios. Si bien las mayores registraron un récord de jonrones en 2017 y se mantuvo cerca de ese nivel este año, los ponches excedieron los hits por primera vez en 2018, con el promedio colectivo de bateo descendiendo a .248 -- el más bajo desde 1972, un año antes del debut del bateador designado en la Liga Americana. Chris Marinak, el vicepresidente de MLB para estrategia, tecnología e innovación, dio un reporte a los dueños sobre esos temas. Manfred no entró en detalles al advertir que prefiere alcanzar un acuerdo consensuado con el gremio de peloteros. Ello incluye una decisión sobre el uso de un cronómetro para los lanzamientos, lo cual los dueños pueden imponer sin el visto bueno de los jugadores al amparo del contrato colectivo.