Todavía en pleno periodo de adaptación a su nuevo monoplaza Renault, Daniel Ricciardo tuvo que resistirse al viejo hábito de entrar en la zona asignada a Red Bull en los pits durante los entrenamientos de pretemporada.En cambio, el afable australiano solo intercambió saludos con el equipo con el que trabajó durante los cinco años previos."Los chicos de Red Bull estaban esperando gasolina cuando yo iba entrando a los pits, así que todos estaban ahí fuera", dijo Ricciardo el martes después de su segunda vuelta tras el volante desde que se unió a Renault. "Pero yo estaba como, 'No voy a caer en eso'. De hecho, saludé mientras pasaba por allí y ellos me devolvieron el saludo".Ricciardo empezó en la Fórmula Uno en 2012 con Toro Rosso -- la filial de Red Bull -- y se unió a la escudería principal dos años más tarde cuando el equipo venía de cuatro campeonatos mundiales consecutivos con Sebastian Vettel.Una modificación del reglamento abrió la puerta para que Mercedes se convirtiera en la fuerza dominante de la F1, dejando a Ricciardo con un coche que fue capaz de ganar carreras de forma ocasional -- siete en total -- pero que nunca fue un candidato serio para el título.Así fue que, en agosto del año pasado, Ricciardo tomó la difícil decisión de irse a Renault para esta temporada, a pesar de que se considera que el equipo está un paso atrás de Red Bull.Ahora con los colores amarillo y negro de Renault, Ricciardo afirmó que lo que lo motivó fue evitar los "riesgos" de no hacer nada.Uno de los riesgos fue la decisión de Red Bull de deshacerse de los motores fabricados por Renault en favor de los de Honda, lo que hizo que Ricciardo se mostrara cauteloso después de los problemas que McLaren tuvo con el socio japonés.El otro fue su temor de frustrarse por no cumplir nunca las altas expectativas con Red Bull."En Red Bull, cada año es como 'bueno, probablemente este va a ser nuestro año'", dijo. "Me encanta, pero... el riesgo de decepcionarse o desilusionarse es naturalmente mayor.