Por octava ocasión llegaron a las calles de Pamplona los toros de Victoriano del Río, y fueron el eje del sexto encierro de los San Fermines del 2017; toros esperados por su nobleza, pero temidos por su velocidad.Desde su salida, los de Victoriano definieron el encierro, salieron agrupados y marcaron el ritmo de la carrera. Fueron tres toros negros los que encabezaron la manada, se abrieron a lo ancho de la calle y fueron barriendo todo lo que había frente a ellos. Muchos mozos fueron los que cayeron y fueron pisoteados, hasta los más experimentados corredores la pasaron mal, eso si el capotillo de San Fermín estuvo presente, porque varios fueron los que sintieron los pitones y para su fortuna no fueron heridos por ellos.Los momentos de mayor peligro fueron en la recta de Telefónica, ahí el toro que iba del lado izquierdo, vistos de frente, echó al piso a dos mozos, y ya para entrar al callejón, un toro se fue sobre el vallado contra un grupo de gente aglomerada, fue ahí donde se sumó el mayor número de lesionados. El veloz encierro paró el cronómetro a los dos minutos y dieciséis segundos.Tras el encierro no hubo ningún herido por asta de toro, pero si seis lesionados por diversas contusiones.Para este miércoles, otro encierro esperado, el de Núñez del Cuvillo, que también suele ser veloz y que en sus historia suma a seis heridos por asta de toro.